martes, 29 de diciembre de 2020

Antes del hombre, el pato - Ánade real

 

Ánade real -  Anas platyrhynchos


El Quinto día aparecí sobre la Tierra, dice el texto sagrado, junto a las otras aves, los peces y las criaturas marinas, después de haber sido creados la luz y la oscuridad aunque en otros lugares alejados, la leyenda dice que la divinidad me ordenó traerle fango en el pico y con él, hacer las montañas. Así que en aquel lugar, en el que los hombres habitan estepas heladas, creen que sólo Dios y el mar existían antes que los patos. Ni siquiera el hombre, ni siquiera el demonio. Antes, existían los patos. Una coincidencia extraña que debería hacer pensar en una Tierra en la que, los atentos dioses que la crearon y poblaron nunca dejaron para el final a la trucha o el árbol, a la hierba o la hormiga como sí lo hicieron con el hombre, el último habitante, al que tantas veces le sería necesario recordar que fue puesto aquí tras todo los demás.


La salvaje belleza alada - Maribel Orgaz
Cien momentos en la Naturaleza - Edita, ANAPRI-Leerenmadrid


sábado, 26 de diciembre de 2020

El mar y los viejos maestros: Van Gogh, Turner, Monet, Ting-Qua - Los paisajes marinos reinventados de Reuben Dangoor, Future Seascapes

 


"No trato de decirle a la gente a la gente qué hacer, sino de que se comprometan con lo que les afecta", afirmaba en una entrevista el artista Reuben Dangoor.

Dangoor, cuyo trabajo incluye subvertir viejas pinturas de poder cambiando al protagonista, diseñar zapatillas para Adidas o liberar a reyes y reinas de sus acartonados retratos de aparato propone en su nuevo trabajo una mirada futura sobre un mundo más ecológico, a través de la revisión de algunas marinas famosas.

La belleza de El Temerario remolcado a su último atraque para el desguace (1863), en el que un navío es arrastrado a dique seco por una barcaza de vapor es reinterpretada por el artista londinense en un nuevo significado para el espectador. Turner, afirman los críticos, presenció cómo aquel barco de guerra, orgullo de la Marina Real inglesa, era llevado al desguace en una puesta de sol solemne y sentimental. La era industrial, afirman los críticos, daba por terminada la navegación a vela.


En la propuesta de Dangoor, a instancias de Lloyd´s Register Group, el buque de guerra es un carguero y el futuro reimaginado tiene una mirada llena de confianza. Nuestras gigantescas naves que surcan el mar pueden navegar de manera limpia, sin emisiones de carbono, y la belleza, nos promete en esta visión, permanecerá.

En la galería virtual que Lloyd´s Register G. ha inagurado con esta exposición, Future Seascapes, Reuben Dangoor ha reiventado además de la marina de Turner: Los barcos en el Sena de Monet, El yate Trinity House Yacht de Thomas Whitcombe, Vista de de Hong Kong Tingqua, Escena del puerto de Edward Seago y El mar en Saintes-Maries-de-la-Mer de Vicent Van Gogh. 

"Me cautivó la idea de reinventar viejos paisajes marinos para representar un futuro más ecológico y más limpio, y hacerlo a través de un medio digital y tecnológicamente avanzado coincide con los objetivos ecológicos de la industria naviera para 2030. Todos tenemos un papel que desempañar en la crisis climática", afirmaba Dangoor.

Las pinturas de los antiguos maestros, óleos sobre tela, han sido modificadas imprimiendo en alta calidad una fotografía y trabajando en ellas con pintura acrílica. De las seis, quizá la más alterada sea la de Thomas Whitcombe y las más extraordinaria. 

La extraña apariencia de una nave de diseño futurista que surca con su confiada blancura, las olas de un mar oscuro y amenazante es un mensaje de esperanza: seguiremos avanzando como siempre hemos hecho, en un mundo a menudo difícil. Superaremos este reto.

"Las obras de arte, afirmaba Nick Brown, director general de Lloyd’s Register Group, son una forma de comunicar nuestro compromiso con el cambio climático. Todos tenemos un desafío y todos tenemos la capacidad de ser parte de la solución".

Visita virtual de la exposición

 

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Olvidarse del mundo y ser sólo distinción - Jardines de Vista Alegre, Carabanchel - Madrid


 

domingo, 13 de diciembre de 2020

Ni un rey en toda su gloria - Lirios

 


Lirios - Iris xiphium

Ni un rey en toda su gloria, dice el texto sagrado, se vistió de manera tan hermosa como los lirios del campo. Así que los reyes buscaron de inmediato aquella flor para apropiársela. Llenaron sus túnicas de flor lis, en sus coronaciones las aves les traían ramilletes en sus picos, las tejieron en oro sobre fondos azules, se esculpieron en las columnas de sus palacios y las cargaron de significados que ellos querían para sí: lealtad,  pureza, nobleza. Ve ahora a encontrarlas en nuestros campos con la mirada limpia de toda  ambición. Contempla su valiente belleza que apenas soportará el rigor del verano y sin embargo, no guarda para sí una sola posibilidad, se abre a la efímera dicha de la primavera como nosotros deberíamos hacer porque acaso no se trata tan solo de eso, del corazón que no duda en florecer.




La salvaje belleza alada - Maribel Orgaz
Cien momentos en la Naturaleza - Edita, ANAPRI-Leerenmadrid




viernes, 4 de diciembre de 2020

Flores inmortales de una eterna primavera - Entre Manila y Cantón. Arte botánico de Asia en el Real Jardín Botánico

El doctor Balmis había llegado a Filipinas, entonces territorio español, el 15 de abril de 1805 a bordo del Magallanes, para continuar su campaña de vacunación de la viruela. En Macao, bajo administración portuguesa, se le recibió como un héroe y apuró hasta el último momento, vacunando en Guangzhou ( 广州 ) antes de comenzar su regreso a España.  

En agradecimiento a su labor, le obsequiaron con más de doscientos dibujos de plantas y pájaros, parte de los cuales se exhiben estos días en el Real Jardín Botánico en la muestra Entre Manila y Cantón. "Las colecciones asiáticas, afirmaba Gonzalo Nieto Fariner, ex director del Real Jardín, no son las de mayor calidad pero sí muy especiales". Estos dibujos, regalados a Balmis, no fueron realizados bajo dirección botánica eran uno de los productos con los que Manila abastecía el gusto occidental de la burguesía y las clases altas por las chinerías.

Pero más allá de la calidad científica de todos ellos, que es a lo que se refiere Fariner, la diferencia entre China y Europa con respecto al reflejo de la Naturaleza en el dibujo y la pintura, ya sea por motivos de ciencia o estéticos, es significativa. 

En el siglo IV los chinos dibujaban paisajes, los occidentales no lo hicieron hasta el siglo XVIII; la pintura de flores y plantas se independizó como género con la dinastía Tang hacia el siglo VIII pero entre nosotros, hay que avanzar hasta el siglo XVII para encontrarla como especialidad en Holanda. Tras el deleite oriental en reflejar el entorno natural subyace el taoísmo que enfatiza la armonía con la Naturaleza, explican los expertos. 

Además de la colección Balmis, y los originados en las expediciones de Juan de Cuéllar en Filipinas y Alejandro Malaspina, otro grupo de 14 dibujos atestigua un momento dorado en el interés español por la Historia Natural, los provenientes de la colección del médico y naturalista Jan le Franq van Berkhey (Leiden,1729-1812) que Carlos III adquirió en subasta pública en 1785.

Los dibujos chinos de la colección van Berkhey pertenecen a un estilo que los jesuitas desarrollaron en la corte de Pekín, el denominado sino-europeo, ideado en el taller del padre Giuseppe Castiglioni conocido como Lang Shining y que estuvo al servicio de tres emperadores.

Este misionero, pintor exquisito según los especialistas, realizó una cartilla (Flores inmortales de una eterna primavera), a partir de la cual, sus ayudantes producían dibujos de claves, azucenas, peonías, rosas, crisantemos, azucenas, amapolas y otras flores que se cultivaban en los jardines occidentales. Estas pinturas se vendían con gran éxito a clientes de uno y otro lado. 

Los viajes de Balmis o Malaspina, al Orinoco o a Filipinas explicaba Nieto Fariner, duraban décadas. A menudo, los ilustradores perdían la vida o enfermaban de fiebres que arruinaban su salud. Los materiales tenían que sobrevivir a incendios, catástrofes naturales, traslados en barco, desinterés de las siguientes generaciones o simplemente, desidia administrativa. 

Todo este inmenso estudio de las riquezas naturales tenía un destino cuidadosamente planificado por el monarca. Carlos III, inmerso en el espíritu de la Ilustración, quiso crear en Madrid un "campus científicocompuesto por el Real Observatorio Astronómico, el Jardín Botánico que trasladó desde la Moncloa, y un gabinete de Historia Natural en lo que ahora es el Museo del Prado". 


Entre Manila y Cantón. Arte botánico de Asia

Real Jardín Botánico - Hasta el 8 de diciembre.