lunes, 30 de septiembre de 2024

Desde qué mundo se nos contempla con agrado y bondad - Lirio de paz - spathiphyllum - Real Jardín Botánico (Madrid)

 


Los pájaros han vuelto a mi ventana
oscuros libres ajenos
queman el aire cantan.
Sara Vanegas Coveña

El jueves pasado visité, una vez más, el Real Jardín Botánico en el momento en el que la luz penetraba en los invernaderos, después del mediodía, cuando el florecido lirio de paz (spathiphyllum) respiraba dichoso en el vapor de los nebulizadores. Quizá los dioses envíen, a veces, espíritus malignos para atormentarnos pero desde qué reino llegan las fuerzas para que no nos afecten. Desde qué mundo blanco se nos contempla con agrado y bondad entre palmeras y orquídeas, y brillantes hojas de filodendro. Fuera, en su universo transparente, las grandes dalias y los azules muscari.  


Sigue leyendo

Encima del invierno la flor de la camelia - Museo Thyssen Bornesmiza


domingo, 8 de septiembre de 2024

11 de septiembre, SER Norte y 17 septiembre, presentación CC Pablo Iglesias (Alcobendas, Madrid) - Se nos ha dado tanta belleza, Maribel Orgaz -Editorial Tundra

 

En el Programa Hoy por Hoy de la Cadena Ser Norte, Nacho López me ha entrevistado con motivo de la publicación de mi libro, Se nos ha dado tanta belleza (Editorial Tundra). Un paseo por uno de los lugares más hermosos de Madrid, en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, a los pies del pueblo Manzanares el Real.  Puedes escucharlo aquí.

Y el 17 de septiembre, a las 18h. en el Centro Cultural Pablo Iglesias de Alcobendas (Madrid) tuvo lugar la presentación. La sala se quedó pequeña para el público que tan amable quiso asistir. Ahora sólo queda hacer el paseo. 




Éste es mi tercer libro de Naturaleza, los dos anteriores son Flores. El esplendor de la Tierra  publicado tan precioso por Alicia Arés, editora de Cuadernos del Laberinto y La salvaje belleza alada, una colaboración con la Asociación Naturalista Primilla, ANAPRI. 



jueves, 5 de septiembre de 2024

Lo que bulle en el corazón del pájaro - Estornino, Sturnus unicolor - Colmenar Viejo, Madrid


 

Te diría lo que hay en el corazón que bulle en el pájaro
la noche perdida en el cielo.
El pájaro perdido en el olvido del pájaro.
Vicente Huidobro

Ayer, los mirlos despertaron como cada mañana al día en mi jardín. Dos carboneros se llamaban en los pinos y los estorninos negros silbaron y chasquearon la lengua como aborígenes de tribus extrañas, rugieron y gritaron desde los tejados. Gotas de agua, ramas mecidas, truenos, galopes, teatrales besos ruidosos. Al fin, el sol y los cielos azules, el escándalo de la vida echando a las sombras. Los estorninos no migran e imitan sonidos de la naturaleza, cantos de otros pájaros, cualquier música pero aún no sabemos el motivo. La primera vez que escuché a una codorniz cantando al amanecer la busqué en una jaula en alguna terraza pero el cacareo descendía desde lo más alto. Un estornino habría pastado este canto en las dehesas de alrededor. Qué le habrá fascinado de él, cuánto habrá permanecido escuchando hasta poder imitarlo, cuántas veces habrá regresado a aprenderlo. Por qué eligió una codorniz, en lugar de los gorgoritos de jilgueros o verdecillos más abundantes, más melodiosos, en esos pastizales. Y cuando sus compañeros alborotan juntos al amanecer, él espera a que su voz se escuche solitaria, a que su voz proclame que eligió lo imposible, el valor de ser otro, nómada, de plumaje dorado, de amielados ojos, capaz de atravesar el mar para cumplir su destino.



Sigue leyendo