miércoles, 28 de junio de 2023

Un jardín sumergido - Hortensias, Hydrangea - Calle Bois y Morer, Barrio de Vallehermoso - Madrid

 


De sobra sabemos
quién derrama el oro.
José Hierro

Maribel Orgaz - @curionatural
Al principio de la calle Bois y Morer ha crecido un jardín sumergido. Las torres de oficinas y casas protegen bajo su sombra decenas de hortensias tan altas que el jardinero ha hecho un senderito para caminar entre ellas. Sus flores de flores, como burbujas de frescor, que ascienden en un ruego, en un largo suspiro por un mundo de belleza entre asfalto y cemento. Hortensias, hydrangea, azules, rosadas y blancas en alargados tallos que parecen recordar aquella primitiva vida acuática de todas las plantas. Hortensias que se preguntan cómo pudieron aventurarse desde los reinos del agua en estas ciudades, en nuestros territorios. Quizá por su firme voluntad de florecer, para regalar a nuestra vida otro género de vida, silencioso, capaz de prosperar entre sombras, bajo nubes sin pena.



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Mitigar la canícula con sombra de flores - Dondiego de noche, Colmenar Viejo (Madrid) 


viernes, 23 de junio de 2023

Un paraíso involuntario - Abrepuños, cardos - Centaurea Ornata, Colmenar Viejo (Madrid)

 


Algunas cosas, niño, son así, 
súbitamente alegres, 
en sí mismas.
Wallace Steven


Maribel Orgaz - @curionatural
Ahora florecen hortensias, agapantos azules y perfumados magnolios en los mimados jardines madrileños y esta alegría solar en zanjas y cunetas: abrepuños, Centaurea ornata. Cardos, diría cualquiera al pasar y ver este descuido junto al apeadero del tren de cercanías de Colmenar Viejo. Usado en Salamanca para espantar brujas oculto bajo la almohada, su florecer era señal de que las uvas comenzaban a madurar. Junto a dragones, malvas y campanillas crecen indiferentes a este lugar ingrato. En un puro placer de existir. Al paso de las hoscas sombras llegadas de un mundo tosco y opaco de oficinas y trabajos, este paraíso involuntario. 


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martes, 20 de junio de 2023

Un destino de belleza y misterio - Orquídeas, Orchidaceae - Jorge Orlando Melo, Charles Darwin y Elizabeth von Armin - Orquidario de Estepona (Málaga)

 


"Adoro las orquídeas. 
Ya nacen arte".
 Clarice Lispector

Maribel Orgaz - @curionatural
"Una planta heroica", escribió admirado Charles Darwin, "que echa su alma en la flor". 

Si el siglo XVIII fue el de los tulipanes, explicaba en una conferencia el historiador colombiano Jorge Orlando Melo, "el siglo XIX fue el de las orquídeas. Nadie podía casarse en Europa sin llevar una". 

Decenas de exploradores y aventureros, de cazadores de orquídeas, pudieron llegar libremente a Hispanoamérica en el siglo XIX porque España ya no controlaba su acceso. Eran "viajes primitivos, horrores de destrucción", Orlando Melo.

Las vivientes piedras preciosas, en denominación del botánico vienés R.H. France , desataron en Europa una pasión más allá de la codicia por el oro, los diamantes o cualquier aprecio por la propia vida: "tres ejemplares de Odontoglossum crispum se vendieron 30 veces más caros que los diamantes de igual peso", detalla France. "Algunos de estos cazadores de orquídeas morían en peleas, por enfermedades contraídas durante las exploraciones, en accidentes y naufragios o perdían el juicio", Orlando Melo.

Las hijas del aire crecían sobre los árboles, en lo más alto de las ramas, "¿qué iban a hacer ellas abajo, en el suelo corrompido y oscuro de la selva", escribía emocionado France. 

Aquellas orquídeas colgaban áreas sin causar daño porque no eran parasitas, "fueron arrancadas por los cazadores tumbando los árboles sobre los que prosperaban". Cuadrillas de cuarenta o cincuenta peones talaban todo cuanto encontraban. Y así un totumo o un chimanango proporcionaba una media de cinco orquídeas. Un genocidio vegetal que incluyó no sólo deforestar zonas enteras también destruir las que no podían llevarse para que el competidor no las cogiera.

El destino de aquellos inmensos cargamentos de flores era ser embarcados hasta Inglaterra o Bélgica, en vapores que llevaban 30mil o 40mil ejemplares, que tardaban siete semanas en hacer la travesía. Los hombres aún no sabían cómo cultivarlas y se las hacían traer insaciablemente de América.

Esta sed de belleza puede leerse también como la crónica de una terrible e implacable vehemencia que no cejó hasta apoderarse del misterio de su florecer.

"Penetraremos de nuevo en el sestao en busca de esas curiosas flores que sólo se abren en los encendidos aires vibrantes, cuyas formas golpean mis sueños febriles y envenenan con sus efluvios el aire que respiro, esas terribles flores de una tierra podrida", escribió el aventurero Ernst Friedrich Löhndorff en Cazador de orquídeas. 

 "Al principio, las metían en viveros en nubes de vapor a 27º porque creían que eran tropicales y no sabían que habían sido recogidas a más de 2.000 metros de altura". La locura alcanzó grados inimaginables, "en 1870 en la Exposición de París se remataron dos millones de orquídeas". Orlando Melo. 

"No me gustan las orquídeas", escribía Elizabeth von Armin en 1898, "no hay duda de que a base de calor y constantes mimos se pueden lograr flores maravillosas" pero la escritora prefiere las que crecen agradecidas "en el saludable aire de Dios".

En 1850 empezaron a enfriar las orquídeas y lograron al fin, cultivar algunas variedades. 

El pasado mes de febrero, floreció en el Orquidario de Estepona (Málaga) la rarísima Fredclarkeara, After Dark. Millones de admiradores siguieron a través de las redes sociales la descripción apasionada del director de este bellísimo jardín, Manuel Lucas, acerca de una orquídea negra, "de un color imposible en la naturaleza".  


Tomé la fotografía de la orquídea, el pasado mes de abril en mi visita al Orquidario de Estepona (Málaga, España) 

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Entre el contento y la dicha, florenciendo en el abandono- Milamores, Calpe. (Alicante) 




viernes, 9 de junio de 2023

13 junio, 19h. Historias de Mujeres y Flores - Mediateca Pablo Iglesias, Alcobendas (Madrid)- Maribel Orgaz

 


El próximo 13 de junio, martes, a las 19h.  hablaré sobre la flor de flores, Doña Leonor de Guzmán y una faceta menos conocida de la gran Clara Campoamor, su asombro ante las orquídeas.
 El mejor regalo que puedes hacer a una buena amiga es una flor, y eso es parte del argumento de una de las mejores novelas de Emilia Pardo Bazán, La Tribuna. 

En la Mediateca Pablo Iglesias, de Alcobendas (Madrid) con entrada libre.

...y para finalizar, nos traerá su humor y nos explicará su amor por las flores, La Ministra (Raquel Martínez, actriz).