miércoles, 25 de noviembre de 2020

Una razón como un pájaro - Petirrojo

 


Petirrojo - Erithacus rubecula


Todos las mañanas un anciano trocea el pan que le ha sobrado del día anterior y camina hacia el embalse de Santillana. Antes del repecho del camino, un petirrojo le está esperando. Puedes ver cómo se cruza de un lado a otro hasta que le ve llegar. En una piedra que estaba casualmente allí deja las migas y se sienta al lado a verle comer. Ni el anciano ni el petirrojo pueden evitar que los oportunistas carboneros vengan también a desayunar pero ningún carbonero espera al anciano como hace el petirrojo. Ese pájaro es la razón por la que salgo cada día de casa, cuenta siempre con una sonrisa mirando a su pequeño amigo.




La salvaje belleza alada - Maribel Orgaz
Cien momentos en la Naturaleza - Edita, ANAPRI-Leerenmadrid



lunes, 23 de noviembre de 2020

Semillas viajeras en barcos de vela - Nuestra idea de pureza tiene que ser revisada. Seeds of change de Maria Thereza Alves - La Casa Encendida



En 1999, la artista brasileña Maria Thereza Alves se encontraba en Finlandia escuchando una conferencia en la que una estudiante hablaba sobre su doctorado acerca de los pastos de pantano, "y cayó en la cuenta de que había hierba salada y no entendía cómo había llegado hasta allí". Su profesor, continúa explicando Alves, le dijo que era flora de lastre: los barcos usaban arena y tierra para equilibrar su peso, al menos desde el siglo XVII, y al llegar a puerto se deshacían de ella. 

Estas plantas se convertían así en testigo vivo de la historia del comercio en el mundo, los barcos usaron lastre hasta el siglo pasado y en muchos casos, la gente creía que las flores o hierbas que crecían en sus campos eran de allí y no imaginaban que habían atravesado los mares en inmensas cargas.

"Nuestra idea de pureza del paisaje tiene que ser revisada", afirma. 

Alves comenzó una investigación, que aún continúa, de la flora de lastre en las ciudades portuarias de Europa, de todas las especies de flores y plantas alóctonas. Cuando las identifica, realiza una exposición y lleva al público fuera del espacio expositivo, al jardín que ha cultivado con todas esas variedades.  

En Bristol, el entusiasmo fue tal que además de las visitas guiadas al jardín flotante  que se plantó en el muelle, los escolares llegaron para dibujarlas y las escuelas cultivaron en sus patios algunas de estas plantas peregrinas. 

"Aunque las semillas parecen estar muertas, de hecho están vivas y pueden permanecer vitales en el suelo durante décadas, e incluso cientos de años en estado de latencia", ha explicado la botánica Heli Jutila, experta en flora de lastre.

Maria Thereza Alves cree que estas flores son testimonio de una narrativa mucho más compleja de la historia mundial del comercio de la que suelen presentar los relatos ortodoxos como es el caso de las buganvillas, originarias de Brasil, que crecen en Senegal debido a la trata de esclavos que se desarrolló en el siglo XVIII,

Desde Brooklyn a Marsella, el proyecto de las semillas de lastre  va sumando cada vez más lugares en los que las plantas no sólo bordean los puertos, aparecen en las carreteras "como en el caso Liverpool que tenían tanto lastre que lo usaron para las carreteras o en Nueva York que lo arrojaban a los vertederos y ahora se pueden encontrar en todo Manhattan". 

Cuando Alves inaugura una de sus exposiciones quiere que la gente salga del espacio de exhibición y "que seas consciente de que cuando pisas Nueva York estás pisando Noruega o Jamaica".

¿En qué momento las semillas se vuelven "nativas"? ¿Cuáles son las historias sociopolíticas del lugar que determinan el marco de pertenencia?, se pregunta. 

En Lovaina (Bélgica) la instalación de un jardín botánico de flora de lastre puede visitarse de manera permanente.

Y en Madrid, y en el marco de la exposición colectiva La Cosa del Pantano  en la Casa Encendida, puede verse en un vídeo el proyecto del puerto de Marsella y un dibujo a color sobre las buganvillas. 

Comisariada por Nuria Montclús, esta pequeña joya del otoño madrileño ha sido seleccionada como ganadora de la edición Inéditos 2020: "muestra que reúne los proyectos expositivos de dos jóvenes comisarias menores de 35 años".

Hasta el 10 de enero de 2021 gratuito. 


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De los vegetales al hombre - Nudos de Paula Anta en el Real Jardín Botánico


viernes, 13 de noviembre de 2020

Llenarnos de un canto nuevo - Zarcero común

 


Zarcero común -  Hippolais Polyglotta

Es capaz de imitar los cantos de las otras aves y por eso, en latín se le denomina polyglotta. Puede empezar como el piar de un gorrión o los chillidos de un mirlo y acabar improvisando una melodía con el canto de otras aves que haya escuchado. Quizá porque le guste imaginar ser otro pájaro y su voz intenta copiar lo que, en realidad, no es. Quién puede reprocharle esta afición. Acaso no compartimos un mismo anhelo: hay días que nos gustaría ser cualquier otra cosa, rey o pastor, minero o médico, más valientes o más altos. Llenarnos de la posibilidad de un canto nuevo.


El próximo 17 de noviembre, a las 10h. charlaré on line de salir al campo con el también escritor de naturaleza, Julio Martínez.

Puedes seguirlo aquí: https://zoom.us/webinar/register/WN_sYmrmd8rRleMYYeCsp9Jig



La salvaje belleza alada - Maribel Orgaz
Cien momentos en la Naturaleza - Edita, ANAPRI-Leerenmadrid


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Una flor que aleja los pensamientos tristes, el geranio


 




domingo, 8 de noviembre de 2020

De los vegetales al hombre y del hombre a los movimientos de las galaxias - El paisaje antiguo y la mirada precientífica del artista - Nudos de Paula Anta en el Real Jardín Botánico


"Hoy en día giramos la cabeza hacia el entorno natural y se puede plantear, gracias a la mezcla de disciplinas artísticas, una visión del paisaje antigua como representación romántica. Hay una nueva mirada sobre el paisaje y muchas Residencias artísticas hacen hincapié en proyectos sólo de naturaleza", explicaba la fotógrafa Paula Anta en una entrevista. 

Anta, que ha elaborado series sobre árboles negros (In swarz) o la maleza (Nudos), investiga el vínculo entre lo natural y lo creado y entre la fotografía y el hecho artístico. En algunas de sus instalaciones, los árboles entran por ventanas y puertas y la fotografía se imprime, a la manera antigua, sobre pan de oro aplicado a mano.

Nudos, Topologías de la memoria, en el Real Jardín Botánico, está compuesta por grandes fotografías de marañas vegetales enmarcadas en negro que parecen surgir del suelo, mientras que en las paredes cuelgan las de pequeño formato que permiten una observación más atenta del tema, el caos, y también más comprensible: el campo visual no se ve inundado y el ojo percibe, en la escala reducida, la repetición de formas y un ritmo en las sombras.

El dorado de Nudos induce al reposo de la mirada, a que no se extravíe: no en vano, el oro es el metal más valorado en todas las culturas por su estabilidad. El acierto de la propuesta de Anta es la duda que plantea entre admirar lo indescifrable y el empeño humano en estructurar, en dar orden, para lograr lo previsible.

"La sorpresa fue que este caos es común a las malas hierbas, las redes neuronales y los movimientos de las galaxias. Todo está en todo."

En la Fundación Mapfre también se exponen estos días, las series fotográficas del americano Lee Friedlander que anticipaba, hace décadas, la fascinación por los enmarañados tallos vegetales de los jarrones florales y la superposición de planos en los motivos del paisaje.

Fotógrafos y artistas plásticos parecen reparar en la vorágine natural, por así decir, de la Naturaleza, en una disposición de ánimo similar a la del gabinete de curiosidades, en admitir con alborozo la diversidad de la vida. Se asombran ante ella y quieren mostrar el vértigo de un mundo que existe vivo y autosuficiente al margen nuestro, en el que la ciencia aún no ha llegado para desbrozar, ordenar, clasificar y desconectar.

Nudos de Paula Anta y los trabajos sobre flores y paisajes de Friedlander proponen una contemplación poética, sin domesticación, de unas hierbas o unos árboles, de las estrellas o nuestro sistema nervioso. 

Abandonar las gafas de la botánica o la biología, de las categorías taxonómicas, del gran reino de los hongos o la filogenia; de la utilidad o el incisivo afán de conocimiento, del exhaustivo empeño en poner etiquetas. 

"Por más elegante, admirable y variada que sea la estructura de los vegetales, no llama lo suficiente la atención para despertar interés (...) esta variedad prodigiosa que reina en su organización no maravilla sino a quienes ya tienen una idea del sistema vegetal; los demás, ante el espectáculo de todos estos tesoros de la naturaleza no ven nada en detalle ni tampoco en conjunto, porque no tienen idea alguna de las relaciones y combinaciones que abruma con sus maravillas al espíritu del observador. Yo me hallaba, y mi falta de memoria debía mantenerse siempre así, en ese dichoso punto de saber poco para que todo fuese nuevo y puro, para que todo me fuese emocionante". Las Confesiones, libro XII, Jean Jacques Rousseau, 1770. 


Real Jardín Botánico - Nudos: Topologías de la memoria. - Paula Anta 


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Un mundo de incertidumbre y belleza. Isabel Leñero sobre el Códice De la Cruz-Badiano - Instituto de México en España.

miércoles, 4 de noviembre de 2020

De la abundancia y la suerte - Garza imperial

 

Garza imperial - Ardea purpurea


Un país de millones de kilómetros cuadrados en el que habitan millones de seres humanos, de insectos, de roedores. Una tierra rodeada de mar y océanos repletos de peces y crustáceos… y apenas 2.000 parejas de garzas imperiales venidas de marzo a octubre. Piensa un momento, es más probable que te toque la lotería o consigas una pensión de por vida que lograr ver a este ave entre nuestros cañaverales. La elegante garza imperial, ardea purpurea, pescadora y solitaria se dirá al contemplarte: no hay geografía en la que estos hombres no sean capaces de vivir. De buscar la belleza. De celebrar mi encuentro.   


La salvaje belleza alada - Maribel Orgaz
Momentos en la Naturaleza - Edita, ANAPRI-Leerenmadrid

lunes, 2 de noviembre de 2020

La belleza de los atlas celestes, los dragones devoradores de estrellas y el Astronomicum Caesareum de Petrus Apianus - Biblioteca Nacional de España, BNE

Aquí abajo, los hombres apenas llegaban a los 60 años; de todos los niños nacidos apenas sobrevivían unos pocos. Las mujeres morían con demasiada frecuencia en los postpartos. Se colgaban amuletos de la cintura de los bebés para alejar el mal de ojo y los médicos desaconsejaban los baños con agua caliente pero, en cambio, allí arriba, en la bóveda celeste, nos contemplaban inmutables los astros y los hombres encontraban un consuelo en su magnificencia y comportamiento ordenado.

Estos días se expone en la Biblioteca Nacional de España, el considerado libro impreso más bello del siglo XVI, el Astronomicum Caesareumde Petrus Apianus, publicado en 1540 y dedicado al emperador Carlos V. 

En un principio, las estrellas se dibujaban agrupadas en personajes mitológicos para que todos pudieran reconocerlas y utilizarlas como guías de navegación o caminos terrestres; después llegaron los mapas celestes y finalmente, los atlas. 

Antes de Copérnico, antes de que el sol ocupara el lugar que le corresponde, Apianus había sido nombrado matemático de Carlos I de España, se había casado, su mujer había dado a luz 14 hijos, fundado su propia imprenta y producido algunos de los libros más hermosos de su tiempo. Pero ninguno igualaba el Astronomicum Caesareum y sus 35 grabados de discos móviles cosidos con hilo de seda. Sólo un emperador era digno de esta joya.

Cuándo habrá luna llena, qué día celebraremos la Pascua, el próximo eclipse de sol o el apogeo de los planetas entre el 7000 a. C. y el 7000 d. C. Lámina a lámina, los discos móviles calculaban con sencillez para el lector medieval todos estos acontecimientos.

"Los eclipses del Sol y la Luna se interpretaron en las primeras culturas como resultado de la ingesta y posterior evacuación del astro correspondiente por un gran dragón", afirma la cartela de la ilustración correspondiente a la fotografía de esta entrada.

Sin embargo, la extraña belleza de esta idea mesopotámica: vincular el punto de encuentro entre la órbita de la Luna y la órbita de la Tierra con el movimiento de las alas de un dragón, los llamados nodos lunares, ha capturado de tal manera la imaginación de los hombres que hoy en día se continúan llamando "al ascendente, cabeza de dragón y al descendente, cola de dragón". 

"El dragón, por tanto, está aquí dando vueltas y más vueltas a nuestro planeta tierra. El olvido de nuestra civilización no nos exime de su vela constante. Muchos se interesan por los dragones y son pocos los que entienden de dónde provienen sus alas y por qué exhala fuego", explicaba la antropóloga Mayte Duarte.


Biblioteca Nacional de España, BNE

La belleza del Cosmos: Astronomicum Caesareum

Hasta el 9 de enero de 2021, gratuita con reserva previa.