jueves, 25 de agosto de 2022

Desde la tierra templada, la perfección de la Dalia - Real Jardín Botánico de Madrid

 


Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Ángel González



En estos días, en el Real Jardín Botánico de Madrid y hasta bien entrado el otoño florecen las dalias. Es la flor nacional de México, de donde es originaria, y cuando llegó a Europa en el siglo XVII, la cultivaron incansables en miles de variedades. Hay una dalia bailarina española, lirio de agua, san Valentín, polvo de estrellas, belleza de caramelo, dalia tartán, carnaval Devon, apache, Alessia, dedicada a Frank Kafka y la preferida de las bodas, café con leche porque su tono crema realza el blanco del vestido de cualquier novia. 

¿De dónde provienen las plantas con flores?, se preguntaba el botánico Javier Fuertes, jefe del departamento de Biodiversidad y Conservación del Real Jardín Botánico. "No encontramos nada entre los helechos y ellas". 

Quien contempla la gloria de su forma, escribía Louisa Yeomans King en la introducción a El libro de los aficionados a las dalias de Henrietta Maria Schroeder, siente la alegría de un mundo hermoso. "De todas las flores de estación, ¿hay alguna tan majestuosa como la dalia?" 

"Qué determina la adaptación de una flor a un polinizador", continuaba Fuertes, su aspecto general, su color, si los pétalos son lisos o rugosos "en función del insecto o ave que necesite agarrarse, si ofrecen néctar o polen que puede tener espinas, que en contra de lo que pudiera pensarse, es un mecanismo para descargar la electricidad estática que produce la vibración de las abejas y así evitar que se lleven todo el polen". 

La dama de las dalias, la neoyorquina Henrietta Maria Schroeder, jardinera de dalias, pintora de dalias y escritora de guías sobre dalias, admiraba el temperamento de esta raza de flores: "sus inexplicables malhumores y sonrisas, su amor por el sol. No las convenceremos para que soporten la escarcha porque las dalias alcanzan la perfección en una tierra templada ". 

"Nuestros sueños", escribía el jardinero Lawrence K. Peacock , "se hacen realidad en mayo y junio cuando todo florece en una variedad infinita pero cuando las flores se despiden de nosotros necesitamos una criatura soberbia entre el tiempo de las las rosas y el de los crisantemos y esa es la dalia."  





Ordenadas por su nombre común
Maribel Orgaz 
Ed. Cuadernos del Laberinto 



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La sosegada belleza del agapanto - Agapanthusen el Parque Felipe II, San Lorenzo de El Escorial - Madrid

Bajo la poesía de su sombra, tilo plateado - En Madrid y en Rumanía, Tilia tomentosa










domingo, 21 de agosto de 2022

El orgullo y la plenitud de la vida - La luz que nos ciega, Antonio Guerra - Real Jardín Botánico, Madrid - Fundación ENAIRE y PHotoEspaña

 

Lo que puede acercarse a la belleza,
al veloz arabesco de un caballo.
Pablo Neruda 


Equus de estepa, de los bosques y de las altiplanicies, escribía Caroline Silver sobre el origen del caballo, hasta que el hombre decidió criarlos para obtener "fuerza, dulzura de temperamento y belleza" y así consiguió caballos de guerra y de tiro, para cazar y saltar, ponis, rocines, cartujanos, frisones, asturcones y los más singulares de todos, los caballos árabes.

"De patas delicadas y resistentes", un animal lleno de "gracia, orgullo y plenitud de vida".

En qué momento, se preguntaba el fotógrafo Antonio Guerra, premio Fundación Enaire, que expone su proyecto La luz que nos ciega hasta el 28 de agosto en el Real Jardín Botánico, se abandona el mito para explicar la naturaleza y abrazar sólo el argumento de la ciencia.

El caballo árabe que según la leyenda dios hizo de un puñado de viento es "el más bonito e individual del mundo, traído a Europa durante las Cruzadas", escribía con admiración Caroline Silver, periodista, amazona y autora de éxito de guías equinas. Y ante tanta belleza aquellos hombres pensaron de inmediato en usarla para sus guerras "pero debido a las pesadas armaduras que requerían monturas de gran talla y consistencia" no fue hasta "el Renacimiento y las campañas napoleónicas" cuando los combatientes con armas ligeras pudieron llevar estas bestias fabulosas a las carnicerías de sus peleas. 

"En el durísimo invierno de 1812, el ayudante de campo de Napoleón, en una carta a sus superiores decía: el caballo árabe soporta mejor las privaciones y penalidades que el europeo. Al finalizar la cruel campaña de Rusia, casi todos los caballos que el Emperador dejó fueron árabes. El general Hubert... sólo pudo devolver a Francia uno solo de sus cinco caballos y era árabe. El capitán Simmoneau sólo conservaba su árabe y lo mismo sucedía conmigo mismo", Silver.

Antonio Guerra fotografía un caballo postrado en "La luz que nos ciega, un trabajo sobre paisajes alucinados, animales heridos, de la finitud del hombre con lo que le rodea". De la naturaleza explicada no a través del mito o la ciencia, de la admiración o la belleza, narrada solo desde el desastre y la pérdida. 



Hasta el 28 de agosto en el Real Jardín Botánico de Madrid
Editado en fotolibro, ediciones Dalpine





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lunes, 15 de agosto de 2022

La sosegada belleza del agapanto - Agapanthus en el Parque Felipe II, San Lorenzo de El Escorial - Madrid

 



Con rosas primavera, con los trigos
el verano, el otoño con los higos
y el negro invierno con las blancas nieves.
Miguel de Unamuno


En el parque Felipe II en San Lorenzo de El Escorial (Madrid) florecen sus últimos días agapantos azules y blancos (Agapanthus). Llegados desde Sudáfrica a Europa en el siglo XVII, también son conocidos como flor del amor, lirio africano o corona del rey. 

En este modesto jardín escurialense, han sido plantados en los márgenes para que al contemplar su sosegada belleza brinden frescor a nuestros veranos cada vez más intensos. 

Agapantos de casi un metro de altura, las mismas flores que Claude Monet llevó a sus cuadros una y otra vez durante años intentando captar la luz cambiante de aquel paraíso de agua, de aquella antigua finca de manzanos. 

Coronas del rey azuladas o blancas que se alzan como una proeza, con tanto encanto y fuerza que también a nosotros, como al pintor francés, se nos irá el tiempo en admirarlas, en sentir su fresca ligereza.  



Ordenadas por su nombre común
Maribel Orgaz 
Ed. Cuadernos del Laberinto 



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sábado, 13 de agosto de 2022

Bajo la poesía de su sombra, tilo plateado - En Madrid y en Rumanía, Tilia tomentosa


Bajo el techo de las ramas,
al descender hacia el valle,
caminando cambiaremos
nuestros besos como flores.
Mihai Eminescu

Generoso de sombra, lo sabe todo el que descansa bajo su copa en los veranos madrileños. Tilo plateado, un árbol muy apreciado en las ciudades por su comportamiento estable, dicen los jardineros, porque a diferencia de la acacia, sus ramas no caerán de improviso sobre las calles. 

Es originario de las tierras que se extienden desde Hungría, en donde se le conoce como tilo húngaro, hasta Rusia e incluso Turquía en donde crece en los valles de los ríos, junto a bosques de olmos y robles en laderas de montaña pero lo tenemos en Madrid porque se adapta a la vida en un alcorque, al ruido del tráfico; a los suelos pobres y al calor del asfalto. 

Amado por las abejas, coinciden los expertos, que liban sus florecer a principios de verano, quizá como aquel poeta rumano cuando descansaba bajo este árbol de las penalidades y angustias en su destino de Iași

En el parque Copou, un tilo plateado de más de quinientos años es venerado no sólo porque sus hojas sean de tantos colores, verde oscuro y plateadas en el estío, doradas en la otoñada, no sólo porque sus ramas gentiles se mecen elegantes como las del sauce o porque sus flores crema perfuman el aire cada año. 

Se honra y respeta este tilo centenario porque, afirman lectores apasionados, bajo su antigua dulzura, el hermano de Keats y Hölderling, el gran Mihai Eminescu escribió algunos de sus mejores versos. 

A resguardo de los tiempos furiosos, recordando su infancia entre lagos y grandes hayas, el mundo volvía a ser de nuevo, fresco y venturoso. 


    Cuando muera, querida, no llores a mi lado;
pero al sagrado tilo arráncale una rama, 
     ponla en mi cabecera y entiérrala conmigo.


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El espasmo de los volcanes y el viento de la noche, la obsidiana - El espejo humeante, Miguel Ángel Blanco - Museo Nacional de Antropología (Madrid)

En mi corazón soy un chico de campo. George Stubbs

 





sábado, 6 de agosto de 2022

El espasmo de los volcanes y el viento de la noche, la obsidiana - El espejo humeante, Miguel Ángel Blanco - Museo Nacional de Antropología (Madrid)

 


"Un negro más visible que el brillo
o un silencio más audible que un clamor". R. Caillois

Apenas hay 17 espejos de obsidiana en los museos de Europa y Estados Unidos y México, "es un logro poder tener dos de ellos en esta exposición", explicaba Miguel Ángel Blanco en la presentación de la exposición, El espejo humeante que tiene lugar en el Museo Nacional de Antropología hasta el próximo 16 de octubre. 

El espejo humeante se refiere a una creencia de los aztecas, un dios simbolizado en el jaguar de la noche, también llamado viento de la noche: Tezcatlipoca, el dios oscuro que protege a los hombres y les da la juventud eterna y que portaba un espejo de obsidiana, una puerta al inframundo. 

"He seleccionado para esta exposición 22 libros caja sobre la obsidiana de mi obra la Biblioteca del Bosque que tiene en estos momentos, 1.218 volúmenes".

La obsidiana es una roca que se comporta como un vidrio usada como punta de flecha y como filo de corte y a la que también se le han atribuido funciones mágicas, de conexión con el más allá,  "de obsidiana eran las pupilas de las máscaras funerarias del antiguo Egipto", Miguel Ángel Blanco. 

La muestra ocupa una pequeña sala del Museo Nacional de Antropología y se compone de piezas arqueológicas y museísticas y libros-caja del artista. Un diálogo que se completa con una grabación de Carlos de Hita de erupciones volcánicas del Cumbre Vieja (Canarias). 

Miguel Ángel Blanco transmite de nuevo en esta exposición la médula que vertebra toda su obra, el asombro ante la naturaleza, ante su misterio y su grandeza, el sentido de la maravilla. Una mirada exenta de temor y por tanto de la necesidad de someterla

"Los minerales es obvio, no tienen independencia ni sensibilidad. Precisamente por ello hacen falta grandes fuerzas para conmoverlos. Las temperaturas del soplete y del arco eléctrico, las violencias de los seísmos, los espasmos de los volcanes. Sin contar el tiempo vertiginoso", Piedras de Roger Caillois, Editorial Siruela. Acaso el libro de geología más hermoso que se haya escrito. 

"Se sabe que el matemático y ocultista John Dee consultaba en un espejo azteca de obsidiana cómo le iba a ir en la guerra a Inglaterra", explicaba el arqueólogo mexicano Rodrigo Esparza López en su conferencia sobre los lugares en donde se encuentran las mayores acumulaciones de este vidrio de origen volcánico hecho de lavas que sufren un enfriamiento de manera abrupta.

En la exposición de Miguel Ángel Blanco, un tributo a la fascinación que ejerce esta roca en nosotros desde tiempos antiguos, puede verse Contacto nocturno, libro-caja nº 1137 fruto del encuentro "con un ciervo solitario en la oscuridad y el silencio de una noche en el Valle de Alcudia (Ciudad Real). La obsidiana, piedra visionaria, condensa la intensidad y profundidad de la prolongada contemplación mutua".

Ohio (Estados Unidos), Rusia y México, por este orden, cuentan con gigantescos depósitos "y ese caso muy especial que es Chile y su volcán en activo, Cordón Caulle que por primera vez, nos permite contemplar cómo se genera obsidiana nueva", Esparza López.

"Son también muy curiosas las láminas de obsidiana de El Greco que están en el Louvre, cuyo origen son mexicanas, en concreto de Michoacán, ¿cómo llegaron hasta él?", se pregunta Esparza. 

La Natividad y otras dos obras, el Cristo del Jardín de los Olivos y el Cristo de la Columna de  Bartolomé Esteban Murillo también fueron realizadas sobre obsidiana.  

Luis Flores Blanco, un arqueólogo enamorado como "tantos otros arqueólogos de la obsidiana", explicaba que en la zona de los Andes era apreciada tanto en las cocinas como en los templos

"A pesar de tener 25 variedades de color ni siquiera es considerada una piedra semipreciosa", se lamentaba Rodrigo Esparza y "los estudios líticos tampoco van más allá de su morfología". Se viene explotando desde hace más de diez mil años y se ha utilizado como punta de flecha para cazar, para tallar máscaras y piezas "de tanta delicadeza que lograban casi la transparencia".


El espejo humeante - Miguel Ángel Blanco
Hasta el 16 de octubre 



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La vida en silencio - Rafael Navarro, Cuerpo y naturaleza. Universos soñados - PhotoEspaña 2022 - Centro de Arte, Alcobendas (Madrid)

Los olmos heridos de Juan Zamora - El canto de un árbol quemado - Grafiosis en CentroCentro