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Pero cuando las furias mordían tu corazón
como un panal de plagas
te inflabas hasta alcanzar la estirpe de los leones
Olga Orozco
Maribel Orgaz - @curionatural
El lenguaje bíblico, afirmaba el antropólogo Adolfo Roitman, ha de ser leído como lo más aproximado a la poesía, a pesar de estar escrito en prosa. Así, en el Génesis, la Creación fue considerada por el dios creador como algo bueno, pero muy pronto aparecen algunos problemas como la soledad de Adán y la advertencia de que moriría si comía del fruto del árbol del mal y la ciencia. Entonces, continúa el Génesis, fue creada Eva para que no estuviera solo y en el capítulo tres, aparece otra criatura, la astuta serpiente dotada de habla. Sólo otro animal, la burra de Balaam, tiene capacidad de hablar en la Biblia, puntualiza Roitman. Generaciones de pensadores han tratado de entender la maldición de dios sobre la serpiente. En el mundo antiguo, las serpientes eran el símbolo del mal, Apep en Egipto, el monstruo de ultratumba Tiamat en Mesopotomia y en Grecia. Por tanto, su astucia era un rasgo recurrente en las civilizaciones que rodeaban Israel pero como sucede con los símbolos, la serpiente podía significar también lo contrario: sabiduría, fertilidad y vida como en el relato Gilgamesh, en el que reveló al héroe, el secreto de la vida eterna. El autor bíblico conocía todas estas tradiciones, explicaba este experto en religiones comparadas en su conferencia. Tiempo después, en uno de los libros apócrifos, La Vida de Adán y Eva, la explicación a la maldad de la serpiente se atribuyó a que fue el mismo Satán quien habló a través de ella para arrojar a los hombres del Jardín del Edén asegurándoles que, al comer del fruto del árbol prohibido, "se abrirán vuestro ojos y seréis como dioses".
El lenguaje bíblico, afirmaba el antropólogo Adolfo Roitman, ha de ser leído como lo más aproximado a la poesía, a pesar de estar escrito en prosa. Así, en el Génesis, la Creación fue considerada por el dios creador como algo bueno, pero muy pronto aparecen algunos problemas como la soledad de Adán y la advertencia de que moriría si comía del fruto del árbol del mal y la ciencia. Entonces, continúa el Génesis, fue creada Eva para que no estuviera solo y en el capítulo tres, aparece otra criatura, la astuta serpiente dotada de habla. Sólo otro animal, la burra de Balaam, tiene capacidad de hablar en la Biblia, puntualiza Roitman. Generaciones de pensadores han tratado de entender la maldición de dios sobre la serpiente. En el mundo antiguo, las serpientes eran el símbolo del mal, Apep en Egipto, el monstruo de ultratumba Tiamat en Mesopotomia y en Grecia. Por tanto, su astucia era un rasgo recurrente en las civilizaciones que rodeaban Israel pero como sucede con los símbolos, la serpiente podía significar también lo contrario: sabiduría, fertilidad y vida como en el relato Gilgamesh, en el que reveló al héroe, el secreto de la vida eterna. El autor bíblico conocía todas estas tradiciones, explicaba este experto en religiones comparadas en su conferencia. Tiempo después, en uno de los libros apócrifos, La Vida de Adán y Eva, la explicación a la maldad de la serpiente se atribuyó a que fue el mismo Satán quien habló a través de ella para arrojar a los hombres del Jardín del Edén asegurándoles que, al comer del fruto del árbol prohibido, "se abrirán vuestro ojos y seréis como dioses".
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