Petirrojo - Erithacus rubecula
Todos las mañanas un anciano trocea el pan que le ha sobrado del día anterior y camina hacia el embalse de Santillana. Antes del repecho del camino, un petirrojo le está esperando. Puedes ver cómo se cruza de un lado a otro hasta que le ve llegar. En una piedra que estaba casualmente allí deja las migas y se sienta al lado a verle comer. Ni el anciano ni el petirrojo pueden evitar que los oportunistas carboneros vengan también a desayunar pero ningún carbonero espera al anciano como hace el petirrojo. Ese pájaro es la razón por la que salgo cada día de casa, cuenta siempre con una sonrisa mirando a su pequeño amigo.
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