"Los lugares que busco son utópicos, son cotidianos
y no sé cómo hacerlos realidad", Petrit Halilaj
Un palacio de cristal lleno de flores abierto sobre los jardines y al que vienen a comer los pájaros, las mariposas, las libélulas y todas las pequeñas criaturas que vuelan dichosas en las suaves temperaturas de septiembre. Los visitantes pasean maravillados bajo grandes lirios, claveles y forsitias. Los niños y los adultos se hacen fotografías, sonríen alborozados y se escucha su contento. Al anochecer las grandes flores se iluminan.
Y toda esta belleza, esta risueña esperanza, esta alegría es una metáfora del amor de Petrit Halilaj (1986, Kosovo) y su pareja, el español y también artista, Álvaro Urbano. Por eso, los claveles.
Halilaj como hacen esas aves del paraíso ha creado un lugar con su recuerdo de familia más hermoso, con sus amados pájaros y su cariño por las flores y los árboles para simbolizar el nido en el que habitar con Álvaro:
"El cuervo blanco que sostiene un trozo de madera en History of a Hug [Historia de un abrazo, 2020] alude a un momento particular en la historia familiar de Halilaj: era la herramienta de trabajo de su abuelo en el campo y el objeto que sostenía cuando supo que su esposa había dado a luz a su primer hijo. Incapaz de expresar en público su inmensa alegría, que podría haber sido interpretada como un signo de debilidad en una sociedad patriarcal, abrazó el poste con tanta fuerza que pensó que lo rompería".
Halilal toma, para sus exposiciones, objetos físicos de su pasado: flautas del neolítico que sus compatriotas aún llevan en los bolsillos, gallinas, pájaros, ramas, hierba o los pendientes de su madre. "Huyendo, sin embargo, de la nostalgia y el patetismo"
Italia le cambió la vida al joven Petrit Halilaj que se había criado en un campo de refugiados. En Italia se formó y dejó atrás los conflictos que asolaban su tierra, recuperó la vida cotidiana.
En la actualidad, reside entre Kosovo y Berlín y sus exposiciones se refieren a sus orígenes, a la guerra que entre 1998 y 1999 desgarró su lugar de nacimiento y en donde además, su condición de homosexual añadía un conflicto personal a un drama colectivo. Para artistas como él, siempre hay un riesgo de que la autobiografía se imponga sobre la obra.
Sus instalaciones poéticas e imaginativas, surrealistas tienen la rara cualidad de aunar la crítica y la esperanza, la recuperación del dolor y el optimismo, una ironía subversiva y la confianza en el futuro.
A un cuervo y los huracanes que, desde lugares desconocidos, traen de vuelta olores de humanos enamorados es el título de esta exposición que permanecerá en el Palacio de Cristal del Parque del Retiro hasta el 28 de febrero. El acceso es gratuito y forma parte del programa del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
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Estoy deseando ir a verla... este apunte transmite serenidad y alegría, lo necesitamos tanto!!!!!
ResponderEliminarEs preciosa y perfecta para este tiempo caótico y extraño. Gracias María por tu comentario.
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