Los antiguos creían que a cada estrella le correspondía una flor y no dudaban en cruzar todos los mares navegables para buscar flores nuevas en tierras desconocidas. Amamos las flores al igual que amamos las estrellas y en nuestro sencillos paseos campestres o urbanos podemos disfrutar de la belleza de girasoles, amapolas, rosas silvestres, malvas, lirios o margaritas.
Las flores encierran una lección: nos enseñan que hemos de florecer - a pesar de que el esplendor será breve-, nos invitan a hacer cosas maravillosas, nos consuelan y dan alegría a nuestro corazón.
Los días 10 y 12 de junio estaré firmando en la Feria del Libro de Madrid, en el Parque de El Retiro, en la caseta 306 de la editorial Cuadernos del Laberinto.
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