Martín Pescador - Alcedo atthis
En casi cualquier parte, es de sobra conocido, hay alguien que se siente diferente o simplemente Rey, Visir o Emperador. Naces por azar en, digamos, la China antigua y ya sabes que hombres y aves; caballos y aguas son para ti. Harás apresar al Martín Pescador para arrancarle las plumas; a los tigres, los huesos; a los rinocerontes sus cuernos. Vivirás acompañado de todos los tesoros y te harás enterrar con tus mujeres, con todos tus jades. Ordenarás forrar cajas de plumas de Martín Pescador, las repujarán en plata y las comprarás en cada esquina de tu reino sin tasa. Porque, te dirás al pasear y contemplarlo posado en una rama, lo que de verdad quieres es apresar su cualidad especial: una explosión de color que cambia según incide la luz del sol. Nunca del mismo tono, nunca igual, siempre diferente. Única. Apoderarte de esa diferencia que este despreocupado pájaro consigue con la sencillez de unas pocas plumas bendecidas de luz sin destruir, matar o sojuzgar.
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Llenarnos de un canto nuevo - Zarcero común
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