Hierba de San Jorge también la llaman a esta milamores que crece a pleno sol, indiferente a los terrenos ingratos, prosperando en el abandono ya sea en acantilados, taludes o ruinas, incluso en muros de piedra y viejas murallas, siempre a pleno sol, perfumando el aire desde la primavera hasta bien entrado el verano.
Nacida en el Mediterráneo, afirman los expertos, aquí está, sacudida por la brisa ligera, en lo más alto de un cabo natural, en la pared del precipicio costero, entre el contento y la dicha, a más de doscientos de metros de altura, admirando el mar azul y los suelos blancos.
Cultivada en nuestros jardines de los que pronto escapó, alcanzó naturalizada otros muchos lugares, desde Sudáfrica hasta Alemania en donde se la conoce como barba de Júpiter, bésame rápido o Pretty Betsy, en su variedad rosada.
Los franceses hacían con sus raíces una sopa y en España, en infusión, aseguran, calma los nervios y las voluntades. Ofrenda de amor, según cantan algunos poetas, que con ella a sus amadas llaman.
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