viernes, 12 de diciembre de 2025

Nosotros tenemos la pasión de la tierra - El río, Ana María Matute

 


La iglesia sobre la tierra
los brazos de nuestro reloj crucificados
todo se lo han llevado.
John Berger


Maribel Orgaz - @curionatural
En el Centro de Educación El Cuadrón en la sierra norte de Madrid tiene lugar cada dos o tres meses, Literatierra, un encuentro de lectores en torno a los temas de la naturaleza y el mundo rural. Este club de lectura está coordinado por Amaya Castillo que es quien elige los títulos a leer. 

Este próximo domingo, pondremos en común El río de Ana María Matute, una colección de microrrelatos, a veces, tan solo escenas, de la vida en un pueblo, Mansilla de la Sierra, en La Rioja, de donde provenía su familia y al que llevaron a la autora cuando tenía diez años para mejorar su salud.

La escritora conviviría con sus abuelos hacia 1935 y aquel próspero pueblo fue anegado en 1959 para abastecer a las huertas riojanas. El desplazamiento a unos cientos de metros de sus habitantes fue traumático y para acompañar con cierta perspectiva la lectura de estos relatos cabe destacar que a los constructores del nuevo Mansilla se les olvidó edificar pajares "en donde cobijar el ganado".

Ana María Matute habló siempre de su género favorito, el que más leía, la poesía y también de su incapacidad para escribir un solo verso.

La calidad de su prosa lo atestigua y esto es lo que eleva sus relatos. La mayor parte de ellos, excepto Los hornos, y por algo es elegido para la lectura pública en muchas ocasiones, están impregnados de tremendismo, soledad, tristeza y crueldad. El fondo, por otra parte, tan común a su obra. 

"Los niños asesinan pájaros, ahorcan perros, aplastan sapos, martirizan saltamontes y murciélagos", puede leerse en el relato Los niños y la muerte.

El lirismo de las descripciones amortigua la miseria del lugar y sus gentes. De su primitivismo. De sus sentimientos ridículos:

"Muchas veces nos hemos sorprendido del amor que sienten los campesinos por sus animales (...) Este amor a los animales, este exagerado apego, me pareció desmesurado y un poco risible".

Matute creció con tata y criados, en una vida al margen del campesinado que describe a lo largo de los 49 relatos que componen El río. Aquellas gentes a las que un plan nacional de regadíos sacó de sus casas destruyendo el lugar en el que habían vivido desde hacía siglos, son narradas desde la misma distancia e incomprensión que impidió a los urbanistas construir además de calles y casas, lugares para guarecer su ganado. 

Las memorias de la infancia en el pueblo, decía una escritora, no son literatura de naturaleza pero obras como El río ayudan a entender mejor, el afecto al escritor Miguel Delibes, sin duda menor en su calidad literaria pero inmenso en la verdad de su corazón, en la simpatía por una cultura rural que fue destrozada, afirmaba, "sin que la hayamos sustituido por nada noble". 

"Iban llorando de alegría, cubiertos de barro y de lágrimas, de nombres extraños como estrellas. Llenos de una riqueza antigua y misteriosa, que nosotros no sabemos entender", concluye la escritora tras la movilización en la noche de mujeres y niños para rescatar a sus vacas y terneros de la inundación del pueblo.

¿Acaso la vida en las fábricas fue mejor?, planteaba John Berger en Puerca tierra, la primera parte de su trilogía sobre la destrucción de una existencia arraigada, de la eliminación histórica del campesinado. 

En Viviremos largamente, Matute narra la muerte de un niño al que las mujeres colocan una flor de papel en la boca antes de enterrarlo. Tras una descripción casi antropológica del ritual propia de un espectador sobre una tribu ignota, la narradora transcribe las palabras de un viejo inválido al que sus vecinos consideraban un poco chiflado: "los que son como él mueren pero nosotros viviremos largamente porque tenemos que luchar, porque tenemos que sudar, renegar, maldecir: nosotros tenemos la pasión de la tierra. Nosotros tenemos la amargura, la sal, el fuego".

"Ha pasado el tiempo y han cortado los árboles, Desparecieron los álamos del río, como los últimos soldados de un mundo perdido...".


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Capaces de romper el viento, Maclura pomifera




 







sábado, 6 de diciembre de 2025

El imaginario fósil de Joan Rom - No hay ninguna necesidad de subir la montaña - Casa Encendida

 



Regresarán las uvas a la tierra.
Y allá abajo el tiempo sigue esperando, 
lloviendo sobre el polvo.
Pablo Neruda 


Maribel Orgaz - @curionatural
En la Casa Encendida, bajo el título Oro tejido con paja, Joan Rom expone obras vinculadas al lugar en donde vive, junto al complejo petroquímico más grande del sur de Europa. 

Rom sale a caminar "mirando al suelo" y recoge materiales que reelabora en su taller.

El artista fotografía plásticos enganchados a las ramas de los árboles.

Acumula restos cerámicos que cosidos con hilo de cobre forman grandes collares "cansados".

En esta sala blanca, tallos de sarmiento resecos descansan exhaustos contra la pared.

En el suelo, después de afilarlos, esparragueras silvestres, Asparagus acutifolius.

Un imaginario fósil, de naturalezas muertas, desecadas. Sin épica, sin apelar al sentido maravilloso de los seres que un día nos acompañaron. 

Esa es nuestra fe, que contemplaremos esta masacre tras un cristal. Que asistiremos a la destrucción de las fuentes de nuestra vida en un búnker quirúrgicamente aislado. 

"No hay ninguna necesidad de poner los pies en todos los rincones del planeta, no hay ninguna necesidad de subir la montaña", reza una cartela.

"Quizá la Naturaleza, reflexiona el artista, "nos envía mensajes: quédate en tu casa, no ensucies, no contamines". 


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La vida en silencio - Rafael Navarro, Cuerpo y naturaleza







viernes, 28 de noviembre de 2025

Congreso de periodistas ambientales - XVI Congreso APIA

 


Cada dos años, la Asociación de Periodistas de Información Ambiental, APIA, a la que pertenezco desde sus inicios, celebra un congreso. Esta edición que acaba de finalizar es la XVI.

Durante dos días en Círculo de Bellas Artes y bajo el lema, Ante los bulos vamos a contar verdades, se ha hablado de los nuevos desafíos periodísticos para trabajar con fuentes fiables, evitar bulos difundidos por las redes sociales y la necesidad cada vez mayor de hacer una segunda verificación de lo publicado.

Nuestros Congresos se cierran con los premios VIA APIA y VIA CRUCIS al buen hacer en comunicación y a la tergiversación informativa, respectivamente.

La conclusión, en esta edición, la ha realizado Sara Aagesen Muñoz, vicepresidenta del gobierno y Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Los dos días están grabados en el Canal de Youtube de APIA y puedes verlos aquí.









viernes, 21 de noviembre de 2025

Lágrimas de aves de mar sagradas - Piedras preciosas, José Ignacio Miró

 


¿Qué dijo el viento?
Piedras y corales tienen edad.
¿Por qué el mar no envejece?
Hu Xian 胡弦 


Maribel Orgaz - @curionatural
José Ignacio Miró, tasador de joyas, "individuo de varias sociedades científicas y literarias, condecorado con varias distinciones honoríficas" publicó en 1870 un Estudio de las Piedras Preciosas que ahora reedita la librería París-Valencia.

"Se trata de una recopilación que bebe de fuentes antiguas y modernas" detallaba el propio Miró a modo de presentación, "de códices inéditos y enriquecidos, además, con muchos datos curiosos" a lo que se añadía su experiencia de treinta años "atesorados en el trabajo del comercio con piedras preciosas".

Desde Cleopatra a Cádiz, "el principal mercado del mundo en tiempos de los fenicios", este compendio es también la descripción de una vida entregada a una pasión.

Las perlas y el jaspe, sus características físicas y el valor, los criaderos y el labrado, la fractura y la fosforescencia, las especies de rubís y las diferentes formas de cristalización. 

Sus viajes a Nápoles y Florencia, su charla, embarcado en Marsella con el hijo de Godoy, cuyo padre había vendido el fabuloso diamante Sancy que desde entonces perteneció a la princesa rusa Demídov. 

Admirador de nuestros modernos naturalistas de la "moderna civilización", desdeñoso de las supersticiones "y embelecos" que los antiguos atribuían a gemas y piedras: "la amatista", recoge escéptico, "hace al hombre sobrio y diligente, vale también contra los demonios, la melancolía y los temores de la noche".

Miró es un hombre de ciencia y atribuye estas paparruchas al "yugo del oscuro fanatismo".

Pero los lectores del siglo XXI, incapaces de pensar sin la impronta de la ciencia, toda la impureza que el escritor desdeña es una llamada al asombro y al poder de la imaginación.

Las ágatas que se oponen a las tempestades y "suspenden la rápida corriente de los ríos". El ámbar, "el llanto de las tres hermanas de Faetonte" a quienes los dioses compadecidos transformaron en álamos negros a la orilla del río Po. 

"Miel derretida por el sol que al descender al mar se congelaba", describe molesto sobre esta resina petrificada, "lágrimas de ciertas aves de mar sagradas". 

Fábulas, sentencia, "que cansarán al lector".


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Lo que sobrevive a la vida - Bezoares










viernes, 14 de noviembre de 2025

Un viajero cansado - Chopera de Talamanca del Jarama (Madrid)

 


Un viajero cansado se recostará apacible
bajo la sombra de los castaños para descansar,
y la zarzamora contará
la gracia de sus historias.
Natalia Nekrasova
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Maribel Orgaz - @curionatural
Hace unos días he vuelto a pasear la chopera de Talamanca del Jarama (Madrid) para ver sus grandes árboles otoñados. Hay un puente viejo, columpios, un río, un caz y un kiosco, mesas y bancos. Los chopos Populus nigra se plantaron hace tiempo y otros árboles siguen llegando, en 2022 se repobló con moreras, tilos, olmos que harán aún más bello este rincón apartado. Un hombre leía con su cuaderno de notas en uno de los bancos y por encima de él, un carpintero Campephilus imperialis repiqueteaba en la tarde. Si el viento sopla ni el ruiseñor Cettia cetti, ni el mosquitero Phylloscopus collybita ni el mirlo, ni tan siquiera la corriente de agua destacan en su ruidosa alegría. Sólo miles de hojas cayendo como pétalos dorados sobre el camino. La Naturaleza prepara el invierno, el tiempo del reposo.  El majuelo Crataegus monogyna  y sus frutos rojos para que los animales silvestres tengan alimento, la menta Mentha longifolia que aún perfuma el aire si la rozas al pasar, las zarzas Rubus que tras las moras ofrecen sus colores nuevos. Cada planta y cada pájaro que entregan su canto, su contenta belleza, antes de que el silencio del frío envuelva el mundo. 



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miércoles, 5 de noviembre de 2025

Lugares para contemplar el otoño - Chopos dorados y miles de gaviotas - Talamanca del Jarama y Manzanares el Real (Madrid) - Hoy por hoy, Ser Madrid Norte

 



Nacho López de Hoy por Hoy - Ser Madrid Norte me entrevistó ayer para hablar de un par de lugares otoñados en Madrid, sencillos y de fácil acceso: los grandes chopos de Talamanca del Jarama y la invernada de más de 100mil gaviotas en el embalse de Santillana de Manzanares el Real (Madrid).

Escúchalo aquí.











sábado, 1 de noviembre de 2025

Confiar en el viento - Qué es una flor, Noel Clarasó

 


Hablándome en secreto, 
el alma del jardín.
Enrique González Martínez

Maribel Orgaz - @curionatural
Las obras del escritor Noel Clarasó, (Barcelona, 1899-1985) sólo se encuentran en librerías de segunda mano, todos sus libros están descatalogados o agotados. Clarasó fue de una laboriosidad asombrosa e incluso recurrió a seudónimos.

El artista Juan Poz escribía admirado en su blog: "Noel Clarasó es lo que se conoce aún en nuestros días como un escritor “todo terreno” capaz de escribir, con un altísimo nivel de calidad, una biografía, un ensayo luminoso, un libro de autoayuda, hacer traducciones, cultivar la novela, el teatro y, sobre todo, sus muy conocidas compilaciones de aforismos y frases célebres, disciplina en la que se convirtió en todo un experto y que influyó decisivamente en su manera de escribir".

Sobre plantas y jardinería, y nunca tuvo ni cultivó un jardín, sus monografías son maravillosas. De las dalias publiqué hace tiempo una entrada que puedes leer aquí y hace unos días encontré un librito minúsculo, Qué es una flor. 

Qué es una flor es quizá uno de los más botánicos que escribió, y a partir de las flores más populares en España, el clavel y el geranio, se lanza a una descripción rigurosa de las partes de la flor, de los estambres, la corola o los nectarios. 

Pero lo interesante para un lector, más allá del conocimiento científico, son las frases que intercala de vez en cuando, sus reflexiones, sus preguntas, sus diálogos con el lector, por ejemplo sobre el polen. 

Él mismo se asombra de la cantidad de polen que desprende las frondas del árbol cuando el viento las sacude bruscamente. "Por cada granito de polen que se aprovecha", continúa, "se pierden muchos". Clarasó se pregunta "por qué tanto derroche que parece imprevisión" y resuelve: "La Naturaleza no ha hallado otro modo más eficaz de hacer las cosas bien. Ha querido fecundar una flor con el polen de otra a distancia de varios kilómetros y no tuvo más remedio que confiar en el viento".

"¿Habéis sacudido la rama de un ciprés al principio de la primavera!, inquiere al lector, "¿habéis visto crecer un aloe?".

"Todos los cultivadores de claveles saben que en una mata de claveles blancos, aparece, sin más ni más, un clavel rosado" y Clarasó avanza divertido y fascinado página tras página como un explorador en una jungla, describiendo sucesos maravillosos en la vida de un vegetal.

"¿Conocéis el iris germánico?", "¿recordáis la flor de la retama?".


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El mundo se ha apartado de la tierra. Paisaje de desmonte, 1957 - Alfredo Alcain. Sala Alcalá - Madrid